Comparto con ustedes este interesante artículo escrito por Rocío Brescia, especialista de Fundación Leer
La llegada del Día del Niño para muchos padres es un desafío: ¿qué le regalo si ya tiene de todo?
Lo cierto es que cada presente que los adultos les damos a los pequeños evidencia mucho más que un acto físico, también involucra las valoraciones de ciertas costumbres y de las prácticas culturales de la sociedad. Cada juguete puede significarle al chico una puerta de entrada a mundos de fantasías en los que comenzará a crear su imaginación.
Por eso es importante tener en cuenta los simbolismos que cada uno de ellos encierra, pues son un método de aprendizaje para nuestros hijos. Frente a esta realidad, los libros y la literatura ofrecen una gran virtud: la polisemia.
¿De qué se trata? Es la convivencia de diferentes sentidos, la posibilidad de libres interpretaciones. Mientras que los juguetes casi siempre vienen con las guías interactivas de lo que el niño debe hacer, una buena ficción lo invita a interpretar libremente, a proyectar nuevas historias, a imaginar el detalle de los personajes, a inquietarse por lo que vendrá, a pintar con sus colores los escenarios y hasta a pensar nuevos finales.
Frente a la duda de si vale la pena o no regalar un libro, es interesante recorrer primero el debate que encierra esta inquietud. Es importante destacar que los especialistas en crianza y en pedagogía aseguran que es bueno desarrollar buenas experiencias de lectura con los niños desde que son bebes, pues esto les facilitará la relación con la lectura el resto de sus vidas. Rara vez escucharán a esos pequeños decir: “odio leer”, sino todo lo contrario, leerán por placer.
Elsa Bornemann, famosa autora de libros infantiles, señaló alguna vez que si los niños tienen la posibilidad de descubrir el placer de leer desde pequeños, generan un hábito improbable de perder a lo largo de la vida. Ahora llega el momento de elegir el indicado. Pararse frente a una biblioteca de títulos infantiles es un interrogante y a la vez una certeza: la variedad es tanta que seguro hallaremos uno que vaya con los intereses del niño.
Los criterios para elegir el libro adecuado son muchos, y entre ellos figuran los gustos del pequeño. Sin embargo, también es bueno atreverse a mostrarle nuevas opciones para abrir su abanico de opciones. El tema de los autores –algunos funcionan como sello de calidad al leer sus apellidos- es relativo.
El mejor consejo es tomarse el tiempo para hojear el texto, ver si los dibujos nos agradan, si los temas tienen que ver con la persona a la que se lo vamos a regalar. Para los más chicos, también es bueno elegir algunas propuestas más interactivas, con sonidos, texturas y hasta actividades.
Si a un niño no le gustan los libros no es cuestión de obligarlo a entrar en el mundo de la lectura regalándole algún título. Quizá lo más efectivo para estimularlo sea contándole cuentos, leyéndole ficciones o inventándole historias, para que así su imaginación quiera ir por más.
Fuente:EnCuentos
Fuente:EnCuentos
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